Vistas de página en total

domingo, 19 de agosto de 2018

Tus ojos


Si solo me dejases ver tus ojos,
quizá no haría falta mirar nada más.
Quizá el universo entero estuviera allí,
listo para ser vivido.

Si solo me dejases ver tus ojos,
no haría falta sol ni luna que me guiasen.
Quizá esa luz que tiembla en su fondo
sea más divina que la de los astros.

Si solo me dejases ver tus ojos,
reiría con ellos hasta ser niño otra vez,
lloraría con ellos hasta morir de pena.

Si solo me dejases ver tus ojos,
yo me olvidaría de mí mismo
y recordaría el amor que soy.

Si solo me dejases ver tus ojos,
encontraría allí, por fin,
la plenitud de sabernos uno. 

domingo, 18 de febrero de 2018

Ulises vuelve a casa



                                           A Homero.

Mientras la dulce Eos,
la de rosados dedos,
toca la lira del cielo,
el ingenioso Odiseo
cruza el vinoso Ponto
y se dirige solo
hacia su añorado hogar.

Ya divisa a lo lejos
la isla de sus sueños
y, con su velera nave
adelantando a las aves,
pisa por fin el suelo
querido de los huertos
donde solía jugar.

Con las barbas al vuelo
y los hombros cubiertos
por el gran manto del sol,
semejante en todo a un dios,
llega ante su palacio
y ve justo en el patio
a varios Pretendientes.

Con la broncínea espada
su justicia desata
y se derrama la sangre
del egoísmo y sus males
como si fuera vino
corriendo como un río
que cae en la escalinata.

Ulises deja atrás
la puerta sin cerrar
y fugaz como una estrella,
con sus relucientes grebas,
da muerte a todo el resto
de falsos caballeros
que no supieron amar.

Sin dejar de correr,
encuentra a su mujer,
la fiel y hermosa Penélope,
en esa alcoba de tréboles
que la memoria guarda
intacta con la cama
solo deshecha por él.

Venciendo todo obstáculo,
cortando los tentáculos
de su propios monstruos fieros,
vuelve el divino Odiseo
a unirse con su esposa
que, siempre silenciosa,
le ofrece su eterno amor.

martes, 13 de febrero de 2018

Propósito feliz



Dicen que mi país se llama España,
mas yo sé que mi patria verdadera
no aparece en los mapas.

¿Cómo puedo ir hacia allí entonces?
Si ahora vivo aquí, en esta caverna
de miedo e ignorancia.

Quiero salirme de este oscuro engaño,
de este mal sueño, arduo laberinto
que siempre acaba en muerte.

La buena nueva es que no estoy solo,
que cuento con un fiel guía infalible,
el Espíritu Santo.

Él me liberará de las cadenas
que yo mismo fragüé, para llevarme
en sus alas gentiles.

Juntos escaparemos de la niebla,
y sobrevolaremos las fronteras
hasta llegar al Padre,

esa patria querida de vergeles
y fuentes que rebosan siempre paz.
Lugar ameno y santo.

Desde ahora, entrego totalmente
mi vida a este propósito feliz:
conocerme a mí mismo.

martes, 6 de febrero de 2018

Nieve


Es la nieve una especie de milagro
que cae del cielo y que hermosea el mundo
con su manto inmaculado.

Es la nieve una especie de milagro
que devuelve a los niños la sonrisa
y a los adultos la esperanza de vivir
algo bello que les quede en el recuerdo.

Es la nieve una especie de milagro
para los que aún piensan que el mundo
es más real que cualquiera de sus sueños.

Es la nieve una especie de milagro,
un silencioso aleluya que se va desgranando,
lenta, infinitamente, hasta bendecirnos a todos
con su tierna gracia de cuento infantil.

Es la nieve una especie de milagro
que despierta en nosotros el deseo,
ardiente y certero, de fundirnos a besos.

martes, 26 de diciembre de 2017

Sabia cocción



Ya vuelven los dolores de mi invisible parto.
Ya nacen los ardores que me incendian el alma.
Ya clarean los albores que anuncian mi pena.
Poco le importa todo esto al que ya se conoce
cada pulgada del proceso, sus pasos en falso.
Roba cada estrella del firmamento una nube
abominable que no se ve pero se siente.
Un rugido feroz surge de las entrañas
para sacudir los cimientos de la personalidad.
Mi otro yo en el espejo me mira fijamente,
impasible a estos seísmos interiores.
¿Qué extraña locura es esta que desconoce
lo conocido y conoce lo inconcebible?
-Nada, nada, no es nada -dicen los médicos.
-Todo, todo, lo es todo -dice la mente,
confundida y exhausta.
Este camino de mi vida
que se desdobla como la carretera
vista por unos ojos borrachos,
me va guiando ciegamente
al Amor sin par y sin dobleces,
a la Paz sin nombre y sin causa,
al cielo de los bienaventurados.
Se está cociendo, muy a fuego lento,
un glorioso despertar.