Paseaba por la calle bañada de sol, de turistas, de negros
vendiendo cosas pirateadas, y miraba esa calle, esas tiendas, esa gente que
pasaba por allí como yo pasaba. Y todo estaba bien, había animación, misterio,
sonrisas y mucho ruido. Y en medio de toda esa alegría y agitación veraniegas,
sentía el corazón desangrarse como una amapola deshojada por el viento, como el
reloj de arena vaciándose, como si hubiera sido mordido por alguna bestia sin
nombre que habitara en lo profundo de mí. Necesito encontrarme dentro de ese
dolor, dar forma a mis horrores y convertirlos en mariposas negras que puedan
entretener a los niños. Espero que nadie note la diferencia entre mis mariposas
y las que colorean el resto del universo.
Santiago,
ResponderEliminarDespués de nuestro encuentro Cortazariano de hoy sólo decirte que es un placer leerte. Ánimo con el blog, los nuevos retos y tus sueños.
Loida
Gracias por tu apoyo, Loida.
Eliminar