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viernes, 12 de diciembre de 2014

¿Quién eres ahora?



La hierba me cosquillea los brazos. El cielo es inmenso. Las nubes se deslizan con sabia lentitud, reflejando la conciencia. Alguna mosca perturba la paz del oído y temo la visita de alguna avispa que me pase inadvertida. Pero sobre todo son las manos las que juegan, enraizándose, tirando del suelo, arrancando la hierba, hierba que va a parar a mi nariz, a mi boca, para sentirla, para sentirme un todo. Mi alma es el alma del universo. Mi historia no puede ser muy diferente de la de ese suelo natural. Ellos conversan pausadamente, hablando de alguna cosa sin importancia, ausentes al silencio del mundo que nos envuelve, que nos permite Ser. Mis angustias quedan lejos, sus gritos amortiguados son percibidos como desde una vasta lejanía. Una bandada de pájaros salpica el cielo moviéndose en comparsa, ondulándose como una cinta alegre en el inabarcable ojo azul. Quietud. Ahora sólo puedo amar. Ahora he podido sentir el alivio de olvidarme de mí mismo.

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