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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Tocarte la mejilla



Hoy quiero tocarte la mejilla.
Solo eso.
Tocarte la mejilla, dulcemente,
para recordarte que siempre fuiste amor.
No el mío,
ni el de nadie,
sino el de la vida,
que frente a mí te ha puesto.
Quizá te parezca tímido este gesto,
delicado para un hombre,
insignificante viniendo de un amante,
pero para mí lo es todo.
Recoge el calor exacto,
el toque preciso,
para que te sientas amada
y libre y eterna.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Árbol de navidad



Siento un cosquilleo en el pecho,
muy sutil, como un plumero que
que te frotaras ante la nariz.
Es como una medusa
de tentáculos luminosos,
orgásmica,
como un árbol de navidad
brotando por mis brazos,
temiendo su inminente tala.
Unas bolas cuelgan en las puntas,
redondeadas y especulares,
como algún atardecer perdido para siempre.
Me siento ese árbol maltrecho,
luminoso,
provisto de una belleza que el mundo
no es capaz de apreciar aún.
Este árbol quiere ser fuerte,
más es joven aún y no sabe qué es la vida.
Se aferra fuertemente con sus raíces
a lo único que le queda:
su ser.

Respiro



Respiro
y sé que estoy en el momento exacto de mi vida.
Me silencio
y escucho el rumor de mis sensaciones.
Cierro los ojos
y veo todas las imágenes propuestas por mi mente.
No medito para deshacerme de nada,
ni para conseguir nada.
Medito para acoger lo que hay,
justo ahora.  
Hay una perfección que no está siendo vista.
Ámala.

El pozo


Cuanto más ahondo,
más oscuro es el pozo.
Las criaturas que habitan
en sus profundidades
se despiertan con la luz
potente de mi casco.
Cuanto más ahondo,
más insoportable se vuelve
el peso del agua sobre mí,
más aterradoras resultan
esas criaturas que gritan
y me hacen temer por mi vida.
A veces creo que me terminaré ahogando,
pero la luz de mi casco no deja de brillar.
Cuanto más ahondo,
más hondo me veo
y más valiente,
más loco,
más ignorante,
menos yo.