El dolor es la condición vital para
disfrutar de lo bello y de lo útil.
La vida tiene forma de paradoja
terriblemente irónica, pero sin secretos.
Nos alimentamos de la carne de los
que han muerto, morimos para hacer crecer a los demás y redimirlos.
Nadie ha cogido una rosa sin haberse
pinchado primero con sus espinas.
Uno debería ser testigo de cómo todas
las cosas nacen y mueren, pero sin opinar.
La opinión o el apego valen muy poco
en este cuento de ruido y furia.
Nuestro vivir es una sabia mezcla de
destino fijado por las estrellas, de decisiones tomadas en brotes de intuición y
de puro azar campando a sus anchas por el colosal teatro del orbe.
Creo que empiezo a amar este loco
argumento de revelaciones y absurdos.