Vistas de página en total

viernes, 12 de septiembre de 2014

Aprender a amar el gran teatro del mundo.



El dolor es la condición vital para disfrutar de lo bello y de lo útil.
La vida tiene forma de paradoja terriblemente irónica, pero sin secretos.
Nos alimentamos de la carne de los que han muerto, morimos para hacer crecer a los demás y redimirlos.  
Nadie ha cogido una rosa sin haberse pinchado primero con sus espinas.
Uno debería ser testigo de cómo todas las cosas nacen y mueren, pero sin opinar.
La opinión o el apego valen muy poco en este cuento de ruido y furia.
Nuestro vivir es una sabia mezcla de destino fijado por las estrellas, de decisiones tomadas en brotes de intuición y de puro azar campando a sus anchas por el colosal teatro del orbe.
Creo que empiezo a amar este loco argumento de revelaciones y absurdos.

lunes, 8 de septiembre de 2014

A los poetas



El poeta no necesita amar para escribir.
El poeta se entrega a un sinvivir.
El poeta se hace cargo de su condición.
El poeta no escapa a su perdición.
El poeta es poeta (y por eso nos gusta)
porque vuelca la pasión
y aviva lo demás con un gesto de la pluma.
Allí donde los actos humanos eran sólo espuma,
él los proyecta en las conciencias y los sacraliza.
¿Qué tendrá el poeta que hipnotiza
con su suave canto a todo el mundo?
Hijo abandonado y sin rumbo,
amigo de la serenidad de los estanques,
huye del calor y del frío danzantes
en el desierto sin tregua de la vida.
Sabe construir su morada con caracolas y sonrisas.