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viernes, 17 de junio de 2016

Aunque nadie te lo diga



Hermosísima cara,
¿qué dios sembró tan fragante brezo en tu cumbre?
¡Cómo se derrama el pelo en la almohada!
Y la frente redondeada como el agua,
y las cejas como dos pinceladas,
y los ojos que alborean la penumbra de esta habitación.
Le susurro al fantasma de un rizo junto al lóbulo de tu oreja
que no es tarde, que aún hay tiempo,
y me pierdo en la sombra de tu nariz,
y descanso en tus labios.

El mundo te ha ignorado siempre.
Tu cara vivía entre las otras como una más,
reflejando alegría o desconsuelo.
Una cara más.
Nadie te decía lo guapa que eras.

Ahora tampoco. Solo yo parezco hechizado contigo, cara bella.
El mundo sigue girando; el sol, saliendo; la noche, cayendo; la gente, pasando.
Aunque nadie te lo diga, eres hermosa, hermosísima.
Solo te pido una cosa: que me dejes seguir aquí contigo,
compartiendo la infinitud de este instante.

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