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viernes, 12 de septiembre de 2014

Aprender a amar el gran teatro del mundo.



El dolor es la condición vital para disfrutar de lo bello y de lo útil.
La vida tiene forma de paradoja terriblemente irónica, pero sin secretos.
Nos alimentamos de la carne de los que han muerto, morimos para hacer crecer a los demás y redimirlos.  
Nadie ha cogido una rosa sin haberse pinchado primero con sus espinas.
Uno debería ser testigo de cómo todas las cosas nacen y mueren, pero sin opinar.
La opinión o el apego valen muy poco en este cuento de ruido y furia.
Nuestro vivir es una sabia mezcla de destino fijado por las estrellas, de decisiones tomadas en brotes de intuición y de puro azar campando a sus anchas por el colosal teatro del orbe.
Creo que empiezo a amar este loco argumento de revelaciones y absurdos.

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