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lunes, 27 de noviembre de 2017

Árbol de navidad



Siento un cosquilleo en el pecho,
muy sutil, como un plumero que
que te frotaras ante la nariz.
Es como una medusa
de tentáculos luminosos,
orgásmica,
como un árbol de navidad
brotando por mis brazos,
temiendo su inminente tala.
Unas bolas cuelgan en las puntas,
redondeadas y especulares,
como algún atardecer perdido para siempre.
Me siento ese árbol maltrecho,
luminoso,
provisto de una belleza que el mundo
no es capaz de apreciar aún.
Este árbol quiere ser fuerte,
más es joven aún y no sabe qué es la vida.
Se aferra fuertemente con sus raíces
a lo único que le queda:
su ser.

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